La JMJ en primera persona: una gran experiencia

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Todavía emocionado recordando fotos y recuerdos de mi peregrinación a Polonia, quiero transmitir toda la alegría y la intensidad vividas en las jornadas mundiales de la juventud. Para mí ha sido la primera JMJ, ha sido un poco duro y a la vez muy emociónate. Para mí la JMJ de Cracovia empezó desde que el Santo Padre anunciara desde Rio de Janeiro que las próximas jornadas de la juventud se celebrarían en Cracovia, han sido años de ahorro y de preparación para vivirlas intensamente, el esfuerzo ha valido la pena. Ha sido una gran experiencia de fe. Una aventura donde no he caminado solo sino con un número importante de hermanos de la hermandad, de la parroquia de San Sebastián y de la diócesis.

Durante el viaje hemos creado no solo un grupo de amigos sino una pequeña familia y doy gracias al Señor por haberme puesto por mi camino a cada uno de ellos. He conocido la hospitalidad del pueblo polaco, que se ha volcado con la JMJ, nos han abierto las puertas de sus casas y durante nuestra estancia allí hemos sido unos miembros más de su familia. Me faltarían palabras para agradecer su atención, su amor y su dedicación para con nosotros. Gracias a las vivencias con las familias he conocido la cultura polaca y su fe. Vengo muy reforzado espiritualmente, planteándome varios aspectos sobre mi vida cristiana y sobre la vocación. Tengo pendientes de contar miles de anécdotas de un viaje que ha durado diez días, donde he conocido a dos familias que me han acogido como un hijo, he peregrinado y conocido varias ciudades de Polonia como Breslavia (Wroclaw), Czestochowa, Auschwitz y Cracovia. He podido sentir al Señor en los miles de jóvenes venidos de todas partes del mundo y de todos los continentes, de ellos me quedo los momentos de intercambiar pulseras y estampitas de nuestras devociones, también de cantar todos juntos por las calles, de saludarnos sin conocernos. Otra de las experiencias fuertes ha sido ver, sentir y escuchar al Papa Francisco, donde a través de sus diferentes mensajes y homilías me he sentido emocionado.

Quiero dar las gracias a D. Isacio, al grupo de sacerdotes, seminaristas y, en definitiva, a todos los que me han acompañado de la parroquia de San Sebastián por haberme hecho vivir de esta gran experiencia de fe como es las Jornadas Mundiales de la Juventud.

Juan Antonio Hospital Pérez