Las reglas de nuestra Hermandad establecen en los puntos 14 a 17 todo lo dispuesto para la concesión del título de hermano de honor, la única distinción contemplada para reconocer a personas o instituciones que, de alguna manera, hayan destacado por su servicio a la Hermandad. Así, la regla 14 dice: “El título de Hermano de Honor se otorga por la Junta de Gobierno, con carácter excepcional, a aquellos hermanos que a lo largo de su vida y en el ejercicio de sus virtudes cristianas hayan prestado servicios extraordinarios y relevantes a nuestra Hermandad”. Actualmente, el único Hermano de Honor que comparte con nosotros el día a día de la Hermandad, nunca mejor dicho lo del día a día porque su presencia es constante, es nuestro querido Felipe Rubio.
En la Función Solemne en honor a María Santísima de la Paz celebrada hoy domingo 26 de octubre se ha anunciado a los hermanos que la Junta de Gobierno acordó por unanimidad el pasado 24 de octubre conceder el título de Hermano de Honor a nuestro hermano José Mateos Iglesias. La entrega de la medalla de oro se llevará a cabo, Dios mediante, el próximo 24 de enero, festividad de la Virgen de la Paz.
Pepe nació en El Porvenir en 1940 y pocos años después ingresó en la nómina de nuestra Hermandad, ostentando en la actualidad el número 1. Vecino de las casas del Patronato, conoce nuestro barrio y nuestra Hermandad como pocos. Siendo joven marchó al pueblo de su padre, que también fue ya suyo, a Gelves; pero eso nunca fue un impedimento para su presencia constante en nuestra Parroquia y en el diario de su Hermandad. En 1988 entra a formar parte por primera vez de la Junta de Gobierno con Luis A. Lerdo de Tejada como hermano mayor, permaneciendo durante años en diversos puestos con los hermanos mayores Federico Ruipérez, Felipe Rubio, Jesús Fernández, José Viota y Santiago Arenado hasta 2012.
Independientemente de su responsabilidad como oficial, Pepe siempre ha estado para todo y para todos. Los servicios extraordinarios y relevantes de Pepe han sido el trabajo constante por su Hermandad, el cariño y consideración hacia todos los hermanos, independientemente de su edad o de cualquier otra cuestión. Somos varias las generaciones de hermanos que podemos dar testimonio de su afecto y sus enseñanzas. Pendiente de todo, prudente como nadie en sus observaciones, tanto cuando los que fuese le gustara como si no le agradaba. La capacidad de
Pepe para servir a su Hermandad y disfrutar de ella excede cualquier límite que podamos imaginar. Contador incansable de anécdotas vividas durante tantos Domingos de Ramos, llegó a la manigueta del paso de su Virgen de la Paz, según él, por pesado, insistiendo hasta la saciedad para que lo dejaran salir en una de las traseras, que antiguamente no iban ocupadas. De ahí, a la delantera derecha a la que hoy se agarra con orgullo siendo, como le gusta recordar, no sólo el nazareno más veterano, sino el ‘lazarillo de la Virgen’.
Cuantas oraciones ha escuchado nuestro Pepe desde debajo de su antifaz, tantas como riñas ha tenido que dar para que no le quiten flores al paso. Tantos años al lado de su Virgen, que cada Cuaresma parece que rejuvence hasta el punto de que pocas hermandades podrán decir que
su hermano número 1 sale de nazareno y hace el recorrido completo; menos aún con un trayecto de tantas horas como el nuestro.
Pepe es un ejemplo de fe y devoción para todos los que le conocen. Mientras que las circunstancias se lo han permitido, los jueves no fallaba nunca ante nuestro primer Titular, el Santísimo Sacramento. Podemos tener la seguridad de que si sabe de alguien de la Hermandad que lo esté pasando mal, sea quien sea puede contar con la oración diaria de nuestro hermano; igual que los sacerdotes de San Sebastián saben que los tiene presente cada tarde en esa misma plegaria en la que también tiene siempre un recuerdo para su querida Charo.
Gracias Pepe por tanto que has dado y das a tu Hermandad. La Hermandad se felicita de este honor y te felicita, junto a tus hijos, tus nietos y toda tu familia.
