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Formación Online. Séptimo documento

Los textos y meditaciones que se irán incorporando en el programa de formación online de nuestra Hermandad de la Paz son propuestas para sostener la búsqueda de Dios en el silencio y la oración y, en la medida de lo posible, compartirla en familia. Se trata de disponer de un rato de tranquilidad para leer en silencio los textos que se sugieren y que, en algunos caso irán acompañados de un breve comentario o preguntas para la reflexión. Pudiendo finalizar el rato de recogimiento con un breve tiempo de oración.

Busca un lugar recogido y en el que puedas evitar distracciones. Si lo deseas puedes tener contigo una imagen del Señor de la Victoria o de María Stma. de la Paz que te ayude a interiorizar la lectura propuesta.

El séptimo documento reflexiona sobre la confianza en Dios y la firmeza en la fe.

 

Mantenerse en pie gracias a Dios

 

Después de estos sucesos, Abraham recibió en una visión la Palabra del Señor: « No temas, Abraham; yo soy tu escudo y tu paga será abundante ». Abraham contestó: « Señor mío, ¿de qué me sirven tus dones si soy estéril y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa? » Y añadió: « No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará ». Pero el Señor le dijo lo siguiente: « Él no te heredará; uno salido de tus entrañas te heredará ». Y el Señor lo sacó afuera y le dijo: « Mira al cielo; cuenta las estrellas si puedes. » Y añadió: « Así será tu descendencia ». Abraham creyó al Señor y se le apuntó en su haber. (Génesis 15, 1-6)

Abraham era un migrante. Junto a su padre, había dejado Ur, su ciudad natal al sur de Mesopotamia, para ir a Jarán, en el norte. Después volvió a ponerse en camino con su mujer, Sara, y su sobrino, Lot, y llegó hasta la Tierra Prometida. Pero también tuvo que abandonarla. Para huir del hambre se exilió a Egipto. Más tarde regresó a Tierra Santa, pero nunca a su ciudad natal.

Abraham experimentó la inestabilidad. Nunca se construyó una casa, vivía en una tienda. Y también experimentó el desánimo al no ver un futuro. Como todos nosotros, necesitaba una esperanza para la cual vivir. Nadie puede vivir fuera de una corriente de vida que continúa moviéndose hacia adelante. Abraham deseaba un hijo, de manera que su descendencia le asegurara una reputación y un futuro.

Al leer el texto bíblico, escuchamos su queja. En una visión, Dios le asegura su protección y grandes posesiones. Pero él se lamenta: «¿Qué puedes darme tú a mí? Sigo sin tener un hijo… » Dios tarda en contestar, y Abraham repite su queja: «No me has dado hijos…»

Abraham podría haberse perdido en el olvido como tantos otros antes y después de él. Pero nosotros los cristianos le recordamos, y antes que nosotros los judíos, y también los musulmanes, que le llaman Ibrahim. ¿Por qué nos toca este hombre, cuyas huellas se pierden en la noche de los tiempos?

La Biblia nos revela su secreto: « Abraham creyó en el Señor »: Pero ¿qué significa esta frase ? Su sentido no puede limitarse a que Abraham creyera en la existencia de Dios. En aquella época, todo el mundo creía que los dioses existían.

Creer en Dios significa hacerse estable en Dios. « Abraham se hizo estable en Dios ». Creer es mantenerse. Creer en Dios es mantenerse firme gracias a Él.

Abraham, al ir de un país a otro sin asentarse nunca de forma permanente en ningún lugar, se estableció en Dios. Descubrió que incluso en una vida en la que los apoyos más habituales faltaban, era posible mantenerse firme. Él encontró en Dios una estabilidad inesperada.

¿Acaso buscaba la fe y la esperanza? Más bien, le fueron dada : « Recibió la Palabra del Señor », dice el texto. Y Abraham confió en esta Palabra. La promesa de Dios de darle tantos hijos como estrellas hay en el firmamento era increíble. Fácilmente podría haberla apartado lejos. Pero dejó que esa palabra de Dios le sostuviera.

El apóstol Pablo escribió « Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó y se convirtió en el padre de muchos pueblos ». El padre de todos nosotros.

Al hacerse estable en Dios, Abraham encontró su sitio: « Abraham creyó en el Señor, y se le apuntó en su haber ». La Biblia llama « justos a quienes son amigos fieles de Dios y de otras personas, y signos vivos de un futuro ». « El justo crecerá como una palmera, crecerá como cedro del Líbano », reza un salmo.

Hace falta poco para convertirse en uno de esos que, siguiendo a Abraham, abren caminos de esperanza. En primer lugar debemos atrevernos a quejarnos, como Abraham, sobre lo que está mal. Después, necesitamos perseverancia para esperar una respuesta, incluso cuando Dios se mantiene en silencio.

La fe es la sorpresa de ser capaz de mantenerse firme pese a todo, de vivir, de seguir adelante. Dios no existe porque confiemos en él y no se desvanece cuando no lo hacemos. Es más bien al contrario: es Dios quien es la fuente de nuestra firmeza, nuestra seguridad. La fe es el acceso a la estabilidad que siempre se encuentra en Dios, incluso cuando a nosotros nos falta.

 

PREGUNTAS

  • De entre la gente que conozco o de la que oigo hablar, ¿Hay alguno como Abraham? ¿En qué sentido se parecen a él?
  • ¿Acerca de qué quiero quejarme a Dios?
  • ¿Cuándo y dónde he visto abrirse caminos de futuro? ¿Quién los abría: personas individuales o juntas, en pequeños o en grandes grupos?
  • ¿Qué nos permite mantenernos firmes, seguir adelante?